Ejemplo Nacional Destacado | Conecta Ideas

Hace unos días, el Banco Internacional del Desarrollo (BID) dio a conocer un informe en el que destaca que los niños que utilizan  la plataforma Conecta Ideas – Programa desarrollado por Roberto Araya, Académico del Instituto de Educación y CIAE – Tienen un aprendizaje de matemáticas que equivale a caso medio año más de estudio. La evaluación de impacto que financio la fundación  Canadiense IDRC y que supuso monitorear 24 escuelas en sectores vulnerables, también evidencio que los niños que usaron el programa mejoraron 14 puntos sus resultados Simce y se mostraron más convencidos de que la inteligencia se puede mejorar cuando uno estudia intensamente. El documento del BID fue publicado bajo el nombre “¿Funciona la gamificación en la educación? Evidencia experimental de Chile.

Araya cree que entre las cosas que hacen destacar a ConectaIdeas  está su carácter social. “Hay  revisión entre los estudiantes pares, estudiantes monitores a pares, y se conectan cursos enteros con otros cursos, de otras escuelas en actividades diarias, así como en torneos sincrónicos entre cursos”, explica. “Una objeción típica de educadores es que muchas plataformas tecnológicas aumentan  el aislamiento de estudiantes por que cada uno trabaja en su propio mundo a su propio ritmo y totalmente desconectado del resto. Acá, por el contrario, la estrategia es usar la tecnología para aumentar significativamente la conexión entre estudiantes, el aprendizaje colectivo”.

Hasta los apoderados tienen un rol: en los torneos se despliegan en la pantalla sus arengas. Por su parte, entre los papeles del profesor está “Monitorear en un sistema de alerta en su celular o tableta  cómo va cada estudiante en los ejercicios, y si hay una pregunta que resultó muy difícil”. Previo  a cada sesión, cada docente  puede elegir los ejercicios que más se adecuan a sus objetivos de aprendizaje.

Fuente: El Mercurio Digital

¿Pueden los juegos estimular el aprendizaje de matemática de niños desfavorecidos?

A Aaron Pinto, de 11 años, aunque no era su fuerte, siempre le encantó la matemática. Muchas veces se le hacía difícil resolver problemas con multiplicaciones, decimales o fracciones, se negaba a usar papel y lápiz, y cometía un error tras otro mientras trataba de calcular contando con los dedos o mentalmente. Muy frustrado y triste, parecía no poder encontrar la for

ma de avanzar.

Pero los problemas de Aaron, aunque abrumadores, no eran muy diferentes respecto a los de muchos de sus 28 compañeros de clase en la escuela Jaime Guzmán, ubicada en un barrio de Santiago de Chile aquejado por las pandillas y los vendedores de droga, y donde la mayoría de los padres, quienes sólo tienen educación primaria, trabajan en la construcción o en el mercado local. Ante este contexto, a pesar de que a los niños les guste la matemática, el aprendizaje se vuelve una tarea complicada.

Un experimento innovador con computadoras en Santiago

Todo esto hizo que la escuela Jaime Guzmán, así como otras 23 escuelas primarias de bajos ingresos en Santiago, fueran ideales para un experimento implementado en 2017 sobre el uso de tecnología en educación que finalmente ayudó a los estudiantes a mejorar en promedio un 50% sus puntajes en matemática en los exámenes nacionales estandarizados, en comparación con un grupo de estudiantes que no participaron en el programa. Este experimento fue desarrollado gracias a una colaboración entre el BID, el International Development Research Center del gobierno de Canadá, la Universidad de Chile, y la Universidad de Cornell. Su objetivo era promover el aprendizaje de matemática de estudiantes en situación de pobreza, para quienes los métodos tradicionales de enseñanza no estaban funcionando. Con este fin, el experimento trató de promover el estudio en grupo y el apoyo mutuo, y evitó clasificar a los niños en distintos grupos según su desempeño y arriesgarlos a ser estigmatizados en caso de bajo rendimiento.

Más diversión y mayor éxito en matemática

Para Aaron, para sus compañeros de clase y para los estudiantes en las otras escuelas participantes, estos innovadores aspectos del programa evaluado, conocido como ConectaIdeas, lo volvieron eficiente e hicieron que el aprendizaje fuera más divertido. “A los alumnos les encantó el programa, les ayudó a aumentar sus capacidades y su autoestima”, afirmó Erika Zúñiga, profesora de Aaron. La idea básica de ConectaIdeas es que, aunque simplemente proveer computadoras a los alumnos contribuye poco a mejorar el aprendizaje, un aprendizaje digital con juegos y competencias y guiado por personal capacitado, puede llegar a entusiasmarlos como muy pocas otras cosas. La clave es la motivación de los alumnos, hay que lograr hacer atractivo aprender matemática. Esto puede animar a los alumnos a comprender más allá de las fórmulas y la memorización, a un nivel conceptual profundo donde ellos logren entender conceptos abstractos y puedan innovar para resolver problemas. El núcleo de ConectaIdeas son dos sesiones semanales de matemática de 90 minutos en un laboratorio de computación. En estas sesiones, no se desplaza al maestro de aula como actor central en la educación del alumno, sino que se lo apoya con un coordinador del equipo de ConectaIdeas. También, se provee una plataforma de aprendizaje en internet, con miles de problemas, la cual se usa para reforzar los conceptos aprendidos en las clases regulares. La retroalimentación inmediata del software juega un papel crucial. Al igual que la supervisión del aprendizaje en tiempo real, la cual le permite al maestro identificar a los alumnos que están rezagados para proporcionarles apoyo adicional.

El ingrediente clave: la gamificación

Pero quizás la introducción de juegos y competencias para motivar a los alumnos sea el ingrediente fundamental de ConectaIdeas. Este enfoque, denominado gamificación, ha sido aclamado como un posible punto de inflexión en la educación. Sin embargo, hasta hace poco había limitada evidencia rigurosa sobre si la gamificación funcionaba en la educación. Pero, gracias a nuestra evaluación de ConectaIdeas, ahora sabemos que la gamificación puede ser muy efectiva para el aprendizaje. ConectaIdeas incluye varias estrategias de gamificación. Para empezar, los alumnos pueden ver en sus computadoras un gráfico que muestra su progreso en relación con los demás miembros de la clase, y lo que es más importante, con otras escuelas — un elemento esencial de la competencia entre grupos. Luego, cada dos meses, el programa alcanza su punto más alto: el tan esperado torneo en el cual los alumnos compiten con los de otras escuelas resolviendo preguntas matemáticas. Como preparación para los torneos, los chicos se ayudan unos a otros y entrenan con entusiasmo como un equipo. Cuando llega el gran día, un locutor transmite cada avance y retroceso como si fuera un partido de fútbol, y los niños gritan y celebran, levantando los puños y aplaudiendo cada vez que superan a sus equipos rivales. En la escuela Jaime Guzmán, donde el curso de Aaron ganó tres trofeos, incluyendo el primer puesto, la profesora Zúñiga agradece a los torneos el hecho de haber mejorado el rendimiento académico de los alumnos. Ella afirma que, en el caso de Aaron, el programa ConectaIdeas le proporcionó alegría ya que pasó a ser tutor de matemática de sus pares, y un alumno destacado en esta materia. Lamentablemente, no todas las experiencias de ConectaIdeas coincidieron con las descritas por la profesora Zúñiga sobre su clase y, en particular, sobre Aaron. De hecho, el programa en general aumentó la ansiedad asociada con el estudio de matemática, quizás debido a que la competencia, que es la base de la gamificación, puede hacer que las personas se comparen demasiado unas con otras. Además, el programa redujo el deseo de los alumnos de trabajar en equipo, quizás porque, como en todas las competencias grupales, si algunos compañeros tienen un mal día pueden hacer perder el partido. Aun así, la mejora en el aprendizaje en matemática de ConectaIdeas fue impresionante. El programa generó impactos mucho mayores a las reformas educativas típicamente implementadas en nuestra región. En particular, ConectaIdeas consiguió efectos siete veces mayores que extender la jornada escolar y cuatro veces mayores comparados con reducir el número de alumnos por clase. En la escuela Teresiana de San José, una institución con su propia cuota de problemas sociales — incluyendo familias en situación de pobreza, alcoholismo y violencia doméstica — la profesora Gricelda Poblete tiene buenos recuerdos de ConectaIdeas, incluyendo cómo inspiró a un niño muy pobre a no volver a faltar a clases. “ConectaIdeas es una gran herramienta de aprendizaje”, dijo ella. “Los ejercicios son muy creativos y los niños nunca se aburren. Si dependiera de ellos, los niños estarían practicando todo el tiempo”. Sin embargo, quizás el mayor impacto del programa sea cómo mejora vidas; cómo empodera a los niños en un mundo en el que las habilidades matemáticas son un pasaporte para salir de la pobreza y alcanzar profesiones altamente calificadas que proporcionan satisfacción de por vida y aumentan la productividad de toda la sociedad. Por: Elena Arias Ortiz y Julian Critiá